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Sobre la síntesis del ser crítico trascendental: Apología al humanismo (apología a la humanidad)

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Escrito por Sómacles:

Esta es la primera vez que me propongo hacer una apología directa al ser trascendental. Aquellos ofuscados que crean en la automática regulación de la fuerzas de mercado, absténganse de leer este texto.

Mucho se ha debatido estos días sobre la crisis en los mercados financieros y sus consecuencias directas en la sociedad. Bien es cierto que en su voluntad de poder, el ser humano ha encontrado refugio en el mejor sistema de acuerdo a su dicha “naturaleza”. De hecho la historia ha demostrado que en la búsqueda por el poder político y económico, ha existido un inevitable Estado de Guerra permanente en un ambiente de creciente interdependencia pero sobre de todo, de la conscientización de la competencia como regulador implícito del poder relativo.

Y ha sido tanto así, que la vida en su expresión de potencialidad creadora, ha perecido ante los embates bélicos, de tal suerte que la muerte y crueldad han extendido su dominio por sobre casi todas las cosas.

Es pues, en este contexto de beligerancia al parecer absoluta, donde se inserta lo que ha sido mal llamada:  la futil búsqueda del ideal por antonomasia, a decir, el espíritu trascendental del ser.

Y es  importante remarcar el hecho de que existe una dialéctica por sobre todas las ideologías, es decir, así como existe el carácter dionisiaco del ser humano, por otra parte su contrapeso es el ser humano creador de todas las cosas: libertad, ciencia, cultura.

En otras palabras, las “construcciones racionales” son síntesis en movimiento del espíritu absoluto a través del tiempo que ven su máxima expresión en la monumental fuerza de la razón práctica moral como expresión del “estando en el tiempo”, del “ser ahí” que se autodefine y se vuelve autoconsciente. Nuestra generación ha heredado las visión cosmogónica de las ideas, sólo que únicamente nos falta pulir el estado de consciencia que a veces aqueja nuestro punto focal de ser.

Podríamos resumir lo anteriormente escrito y complementarlo de la siguiente forma: En la historia de las ideas, la dialéctica trascendental siempre ha cimentado el proceso creador de la razón, en el que todos conformamos parte del espíritu absoluto con nuestro hacer del día a día, y es esto tan poderoso, que al conjunto de las expresiones humanas derivado del conocimiento unitario en armonía con la proporción del universo -dado en primer lugar por nuestro propio cosmos humano-, lo llamamos: arte.

Lo que no han indagado los nihilistas es la existencia de la verdad, del arte, de la belleza como reflexión del conocimiento que aspira a la universalidad, o dicho de otra forma, el ser individuo, el ser individual e individualizado que parte de la toma e interiorización del arte. La humanidad se hace humanidad en cuanto la sociedad comienza su misma humanización a partir del individuo, de la consciencia del “yo” que disfruto y enaltezco mi espíritu gracias a la contemplación de lo bello.

Y nadie queda exento de esta contemplación: ¿Cómo no prestar atención a estas construcciones racionales del arte? ¿La ciencia, la arquitectura, literatura, y en general las bellas artes? Ni siquiera se necesita ser un estudioso erudito para reconocer valores en nuestro ser político , es decir, la forma en que socializamos y reafirmamos en las demás personas nuestro ser , nuestras relaciones personales, la búsqueda del amor como apoteosis del ser. ¿Acaso alguien ha sido exento como por “mano antidivina” de estas experiencias humanas, demasiado humanas?

Aquel que niegue la existencia de estos valores del espíritu que trascienden en principio de cuentas a partir del individuo, únicamente eclipsa la aspiración teleológica que ha sido olvidada  gracias a los detentores del poder.

Kant escribió en su “Historia general de la naturaleza y teoría del cielo”: “Cuando nuestro ánimo se ha llenado de tales reflexiones, el espectáculo de un cielo estrellado en una noche serena nos infunde una especie de gozo que sólo las almas nobles pueden sentir. En medio del silencio general de la naturaleza y del sosiego de nuestros sentidos, la capacidad recóndita del conocimiento del espíritu inmortal habla un lenguaje indefinible, en que se contienen conceptos no desarrollados que el hombre es capaz de sentir, pero no de describir. Y si entre las criaturas pensantes de este planeta existen seres lo suficientemente viles para encadenarse a la esclavitud de la vanidad a pesar de todas las tentaciones con que un objeto tan grandioso puede llamar a su pecho, !cuán desventurado es el mundo que ha podido criar a seres tan miserables! ¡Y cuán venturoso, por otro lado, al ver abrirse ante él, bajo las condiciones más aceptables, un camino por el que puede llegarse a una dicha y a una altura infinitamente superiores a las ventajas que en cualquier objeto del mundo pueda crear la más ventajosa organización de la naruraleza!”.

Concluyo: La necedad de muchas personas en cuanto a su nihilismo, únicamente es el reflejo de su desafortunada situación personal y la susodicha implantación de los valores que pregonan la última voluntad de poder, no es sino el rechazo a la misma humanidad que los ha engendrado como potencial de la razón práctica universal.

Así habló Sómacles

Written by libertymoderna

October 28, 2008 at 3:30 am

Posted in Sómacles

One Response

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  1. Prefiero mucho más el concepto de ‘dialógica’, del pensamiento complejo de Edgar Morin, sobre el obsoleto de ‘dialéctico’, que ha reducido y mutilado muchas de nuestras realidades.

    Sobre el ‘estado de guerra’ permanente, sugiero la inevitable revisión del Leviatán de Thomas Hobbes (“O de la forma, naturaleza y sustancia de una república eclesiástica y civil), =)


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